Vic Contreras, lavando hasta el alma.

Por: Yaissa Jiménez

     Ya hace algunos meses que “Lavando” de Vic Contreras y la alucinante Banda, salió como sencillo y muestra previa de lo que sería “La vida es sueño”, su primer EP. El niño tan deseado, video incluido, por Vic y La Alucinante fue un trayecto que tomó su tiempo en un mercado alternativo que es cada vez más una escuela para aprender de: organización, colaboración, gestión, autogestión y permanencia; todas materias obligatorias si se busca avanzar y subsistir desde las trincheras de lo no convencional.

“Lavando” ya tiene video y todo el mundo sabe lo que vio en pantalla. Los muchach@s se encueraron frente a la cámara y lo más grande es que, a juzgar por la complicidad que nos regalan, uno comienza a dudar sobre si fue un paso pre estipulado en guión o si bien fluyó natural en el set cuando de repente se hicieron aún más conscientes de su nivel de compromiso con este proyecto.

Como argumento a favor del supuesto de que fue un paso perfectamente pensado, está el comprometido crew que dio vida a este audiovisual. Quien dirige es Andrés Miolan, un joven y experimentado cineasta dominicano que cuenta con un alto nivel de talento y compromiso. Andrés ya se está embarcando en dirigir, y dentro de su línea vemos cómo se interesa tanto realizar material para la escena alternativa como para proyectos más convencionales. Sé de antemano que la idea de la paleta de colores implementada si fue una decisión pre estipulada, tomada por el mismo Miolan para transmitir la estética que podemos apreciar. Partir de cero desde un azul aqua y contando con la unción de una playa cristalina en el medio del Caribe, parece que hace más simple el proceso de limpiar. La coloratura del video colabora con el discurso de la canción, suavizando la de por sí, ya compleja idea de reiniciar. Al verte quizás en ese escenario, es más simple replantear el punto en el que estás y darte el chance de redirigir.

A mi entender resulta atinadisimo este manejo del color y las tomas amplias también aportaron un algo. Esos altos extendidos dejaron fuera la idea de lo enclaustrante y limitante que podría ser la decisión recomenzar. Algunos aspectos más literales me parece estuvieron menos atinados pero compensados por la esa delicada explicación a la desaparición de las insignes rastas de Vic.

Para la duda está la promoción, exposición y el Instagram de la banda. Hay una esencia a colectivo más que a individualidad. Los proyectos a cargo de Ceci Moltoni se están representando como eso: una unión tribal que accede a que todos sean soporte de todos. Es por ello que, entre coro y complicidad, uno pensaría en un behind en que se vieran todos tomando la decisión de retirarse los trapos físicos, tal y como lo hacen con sus letras y música.

La aparición en pantalla de Yemayá es un detalle que también entrelaza capas, no tan ocultas pero si bastante nutritivas, dentro de la producción y el video. El maestro (actor, dramaturgo, director) Claudio Rivera, danza en un vestido azul frente a las olas de un mar que parece ser su pareja en la pista. Siendo él Yemayá en este escenario y Basilio (El Rey) en la adaptación teatral insigne del Teatro Guloya “La vida es sueño”, puesta en escena en la que Vic a actuado por varios años como Segismundo. Nombrar al disco de esta forma y el que Claudio Rivera estuviera dentro del video da la sensación de que la familia elegida de Vic y La Alucinante es más extensa de lo que nos imaginamos.

No sé ustedes, pero yo tengo la duda, y esa duda me agrada. Vic y La Alucinante están haciendo un buen trabajo en varias dimensiones, en especial a lo que se refiere a provocar esta sensación de libertad nueva era, sin ataduras físicas ni rítmicas, más adaptados a la gestión constante y siempre contando con Yemayá y el mar para activar el botón de enjuague y volvernos cada vez más honestos.