El Gran Poder de Diosa y los destellos de un relámpago: El Resguardo.

por Manuel Betances.

`Carajo, no sabía que eso se podía, si la vaina es así, yo también puedo`, fue la expresión del Nobel de Literatura colombiano García Marquez cuando leyó «La Metamorfosis» de Kafka, y así fue que decidió escribir su primer cuento. Se refería a la posiblidad de contar cosas o historias, inventar, crear, hacer creer; pero sobre todo su sorpresa fue mayor cuando inició ese proceso de carpintería al escribir. Relatar, eso mismo.

A nivel de imágenes los tiros van por ahí, aunque más complejo en este caso. Es lo que ocurre con este segundo trabajo que reúne a La Visual Sonora de Tabaré Blanchard y El Gran Poder de Diosa (luego de «Plátano de la ciudad»), en un clip que sirve para ilustrar ese proceso de conversión de una de las fíguras más polémicas de la cultura pop dominicana: Relámpago Hernández.
Si usted no vió el filme «Veneno, Primera Caída: el Relámpago de Jack» (cosa que dudamos si usted es alguien que se respeta y dice llamarse dominicano) está bien, porque este video le contará otra cosa, que a la vez se aprecia en el filme pero que acá nos da otra visión: un personaje que trasciende la imagen del actor que le interpreta.

Pepe Sierra, quien encarna a Relámpago en la película que dirige Blanchard, nos entrega una interpretación que sirve como punto de partida para alejarnos de esa imagen que teníamos del `genio del mal`, y se alza con una personalidad de villano tal que opaca al héroe Jack. Incluso, el personaje puede alardear de por sí de que puede continuar solo en otro largometraje.
Y es precisamente el fuerte de este video, mostrar (aunque no se haya visto el filme) una historia que enseña esa lucha eterna entre el bien y el mal. Y paradójicamente, llega un momento donde el mal puede parecer justificado, y ahí ya el trabajo está hecho.

Musicalmente, El Gran Poder de Diosa (bajo la producción de Mediumship Music) apuesta por un tema regrabado que sirve como tema central y/o banda sonora de la película en cuestión. Original del extinto grupo Batey Cero, esta tercera grabación de la canción ofrece nuevos acordes y elementos que representan sonoramente ese proceso mágico-religioso de la santería, llevándonos a buscar en nuestra memoria trozos de esa infancia frente al televisor viendo lucha libre, o espiando tras las cortinas de una habitación algún que otro rito llevado a cabo en casa de una tía o abuela en el barrio San Miguel de nuestra capital.
La sonoridad del tema describe la acción, aún si no vieramos nada: voces que invocan y narran, percusión latente, línea de bajo incesante, guitarra que insiste en un riff que buscar sanar o salvar, teclados con aura envolvente como el humo del ritual, etc.

La carpintería literaria es un arte, tanto que hasta se puede ganar un Nobel con ella. En el plano visual ya es un reto, y lograrlo una osadía en un entorno que pierde cada vez más esa sed por contar y mostrar.
Bien por los osados de El Gran Poder de Diosa y La Visual Sonora.

Veamos…