Destrucción Masiva 2020, pero en 2021.

Por: Manuel Betances.

Si a sacar numeritos -haciendo historia- vamos, podemos decir que son más de 20 años que se viene hablando de este festival local. Ocurrió por los meses entre septiembre y octubre del año 2000, cuando en una casa del Ensanche Luperón de la ciudad capital ‘un grupo de metalico’ se juntaron a hacer mosh y a cabecear. 3 años más tarde se repetiría la historia al lado del antiguo y conocido Cuarto de Ensayo. Llegaría un descanso involuntario de la actividad, pero es en el 2011 que el único festival local activo de la escena Metal de RD en la actualidad regresa manteniéndose vigente por una década de forma ininterrumpida, el cual ya es conocido como Destrucción Masiva. Ya pueden ver que aún cuando el Covid-19 amenazó con cortar la racha, sus organizadores mantuvieron la esperanza de llevarlo a cabo, mientras sus seguidores guardaron sus boletas de la edición 2020, para volver a reunirse en este 2021. La historia continúa, y las más de 75 bandas que han participado a lo largo de su existencia, lo atestiguan.

Para esta reposición, fueron 10 grupos/artistas locales que se subieron a tarima: mascarilla en cara y gel en las manos. El espacio elegido también nos dió un guiño sobre la actividad en sí: el Dominico-Americano, cuna y nacimiento de muchos grupos vigentes hoy en día, siendo a la vez participantes de dicho festival en pasadas ediciones. A pesar de las restricciones con respecto al protocolo para con el público asistente, este DM se convirtió en un fiesta de reencuentro y celebración. Eso sí, todos de lejitos y las ganas controladas por hacer mosh.

OJO esta es la primera actividad presencial de la escena rockera local, y eso ya es un precendente. Anoten, por favor.
De modo que seremos breves, pero precisos con las incidencias del DM en su edición pandemia.



Los Rialengos.
Aunque estaban pautados para inicar a las 10 a. m. rayando, ustedes saben que no todo arranca a la hora pautada, ya sea por logística, o lo que sea, lo hermoso es que a las 10:30 de la mañana subió a tarima este proyecto dominico-colombiano. Así iniciaba una descarga de punk duro, ska acelerado, letras lacerantes -tirándole duro al sistema, como debe ser- y cabeceo. Los muchachos encendieron rápido y agradecieron porque nos levantamos a tiempo para verles. Si hasta café nos brindaron desde el escenario.

Shido.
Punto alto y bien tempranito, ya que teníamos años sin ver a esta banda que en su momento (2003 por ahí) acaparó la atención de la escena joven del momento. Así pudimos revivir la época de los field day y competencias del Santo Domingo de aquellos años, viendo tocar de nuevo a Mickey Mai, Thomas Bisonó, y al nuevo integrante: h0o Martínez. Repaso de éxitos (infaltable que sonara «Qué quieres de mi»), un cover y algunos guiños de nuevo material que viene por ahí según los muchachos. Tremendo flashback con una banda recordada y aclamada al día de hoy.

Innervoid.
Como todo festival que se respeta, y que debe mantener la esencia de sus orígenes, a las 11:35 a. m. el black metal hizo su entrada. Luces rojas, maquillaje al punto, pelos al aire, y a cabecear se ha dicho. A pesar de tener un pequeño fallo técnico, estos melenudos se las arreglaron, empezando porque al no contar con un baterista para la ocasión, hicieron de tripa corazón y metieron un drum machine. Si usted no miraba la batería sola detrás, no se daba cuenta tampoco, así es que punto para ellos. El público estaba eufórico, y yo creo que a eso fueron, porque se la pasaron bien, aún con una mascarilla puesta y sentados.

Mandarria.
Las presentaciones de esta banda son todo un espectáculo. En lo partícular son unos showman de la distorsión, desde la propuesta desenfada de su líder Edgar, hasta el espectáculo que brindan cuando encienden al público. No es casualidad que sus actuaciones generen interés cuando se anuncian en cualquier evento. Fin.

Múcaro.
Otra de las sorpresas de la escena en los últimos años. Para quienes no los hayan visto en vivo, no se dejen llevar de la apariencia inocente de sus integrantes, porque desde que lanzaron su primera producción titulada «I», no han dejado de sorprender con su ‘stoner doom’ envuelto en psicodélia y metal experimental. En este DM no defraudaron y la sala -a pesar de que tenía una capacidad limitada- se vió copada por sus seguidores.



RIU-2.
Después de usted lidiar durante 27 años con personalidades diferentes dentro de un grupo (no importa si es una asociación de billeteros de La Feria o un sindicato de chóferes en Baní), tenga por seguro que allí usted tiene una hermandad. Así vimos a los muchachos en tarima. Producto y ‘culpa de una Olimpíada Rock’ -como aseguró su propio vocalista en escena-, la banda indiscutible del rap-core local de los 90 pareció divertirse, y esa es la idea, creemos. El acople fue notorio, más con el line-up de lujo de sus componentes, y otro punto: Lechuga se transformó haciendo suyo al público. Y de ñapa, esos covers de Luis Días parecieron más suyos que del mismo Terror.
Highlights: La Gunguna y Johnny Cadena.

Auro Sónico.
Ya a las 2:35 p. m. el público en el patio del Dominico tenía hambre, sed y calor. Pero entonces llega La Escudería Sónica y hace que todo el mundo suelte la birra y entre al auditorio a ocupar sus asientos. Esa es la magia de este proyecto. Hay que estar atento a ver qué y cómo harán para que uno la pase bien. El show de esta presentación terminó con el público bailando y saltando. Misión cumplida.

Pablo Cavallo.
Una de las figuras emblemáticas de la escena rockera es sin lugar a dudas Pablo Cavallo. Todas sus estapas parecen estar camufladas, y eso pudimos notarlo en una presentación acertada, al hacer un repaso de sus éxitos, tomando en cuenta que estamos en pandemia, y que no tenía el tiempo necesario para un show como nos tiene acostumbrados. Y ahí radica su propuesta, ya sea con una banda o en solitario. Pablo dejó el escenario muy motivado para seguir esperando más de él en el futuro. Y el público feliz.

Nux.
Otros veteranos en una actividad que no les es ajena. Así vimos a los Nux, con una presentación robusta en cuando a sonido, canciones y unos asistentes en cabeceo full. Debemos decir que fue el punto alto de la tarde-noche, con una puesta en escena bien eléctrica, y a eso fue la gente, a verlos en tarima en esa onda.

Poolpo.
De ser el escenario donde debutaron por allá en 2008, a ser el escenario donde volverían a presentarse luego de un año en confinamiento, hay muchas casualidades juntas. Y el resumen de este tremendo cierre se resume, como diríamos en el argot popular: la gente se fue en sentimiento. No fue para menos, ya que al poder volver estar en un escenario con una banda que ha marcado ya dos generaciones de público desde sus inicios, es un logro poder contar con un espectáculo en vivo y reviviendo tantos éxitos de ahí ahí. Claro, hubo tiempo para los nuevos temas, pero el interpretar «Si entendieras» fue la fresa del bi’cocho.


Así estuvo el DM 2020, pero en 2021: mascarillas, saludos de lejitos, cervezas frias, asientos con uno vacío de por medio, muchas luces, pero sobre todo mucha distorsión y buena onda.

Nos vemos en diciembre.