“Todo”, de Giorgio Siladi, y todas las historias de amor que el Caribe quiere contar.

por: Yaissa Jiménez
[Preferiblemente leer mientras se escucha la canción y luego de ver el video, no importa si se distrae, puede que la mezcla le resulte interesante]

Las historias de amor son homogéneas en todos los contextos, eso puede asegurar todo el que pertenece a una mayoría adecuadamente representada, pero hay diferencias, hay lecturas y hay detalles, comúnmente presentes en las minorías, que no se cuentan al menos que alguien se de a la tarea de observar, recopilar, estructurar y exponer. Al ver el nuevo material audiovisual de Giorgio Siladi, “Todo”, se siente que por fin estamos transitando la carretera narrativa que nos corresponde como afro descendientes en medio del Caribe.

Es un material musical fresco, y no uso este término como muletilla, literalmente la frescura es una sensación constante tanto en la música como en las visuales. Una simple historia de amor entre dos niños/adolescentes con el delicado giro de que cualquier caribeño que lo vea, se verá representando y visitado por la nostalgia. “Esa calle se parece a mi calle”, fue lo primero que pensé al ver las primeras tomas. Esas primeras sensaciones son más reales que cualquier análisis complejo que pueda nacer a raíz de esa primera experiencia.

El recurso de “lo sensorial” es la pieza central y maestra que dibuja el recorrido. Colores muy parecidos al Caribe, a la isla en la que vivimos. Objetos, objetivos y tomas con el color de estas tierras, más allá de la imagen “marca país” prediseñada y vendida al mejor postor. Más de uno ya ha sentido la falta de representación en las imágenes que se sirven a lo largo del mundo y que pretenden, sin éxito, establecer lo que nuestros ojos ven a diario y lo que nuestros sentidos perciben a diario.

Recordemos que Giorgio forma parte de manera simultánea de la agrupación “Bocatabú”. El hilo conductor entre su trabajo como solista y los materiales realizados con la banda es la calidad, en ambos casos no hay forma de negar que la sensibilidad y compromiso artístico están presentes. Más con “Todo” Giorgio juega con otras aristas de su ser. Se nota el acceso a la comunión con el discurso afro caribeño que se está gestando actualmente, pero a su ritmo, con sus matices y detalles abrazados a lo que siempre a mostrando.

Y volvemos a observar otro trabajo de Karla Read, también directora de “Ola de la mar” de Nikola , que al parecer tiene bastante claro cuales son los aromas que se perciben en estas tierras. Tengo la sensación de que esta joven cineasta compone la estética de su fotografía con cierta búsqueda poética. También es evidente que se compromete de manera puntual a otorgar una experiencia auténtica, sí, honesta, también, pero ante todo, altamente sensorial.

Y cerrar la reseña hablando del cast es casi de rigor. A ambos personajes los reconozco en mi cotidianidad, tanto que podría hablar de historias parecidas, con nombres distintos, pero rostros con las mismas señales de vida “made in RD”. Las miradas de ambos niños hacen énfasis en la información que requerimos para descifrar la historia, la sub-historia y el posible escape de la realidad que representa esta difusa burbuja en la que solo hay espacio para dos.

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