por: Manuel Betances.-
Llega otro 11 de diciembre, un día que desde el año 2019 ha quedado fijo como el indicado para celebrar al género musical Bachata como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, gracias a la declaratoria realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Así la hoy celebrada bachata, que en otros tiempos fuera rechazada igual que el locrio de arenque hasta el punto de cerrar puertas y ventanas para evitar que su aroma se propagara al cocinarlo, goza de popularidad a nivel mundial.

Con esto de que el dominicano está de moda en playas extranjeras (lo cual es una realidad que da grima), ahora todos la bailan, aunque confundan sus característicos pasos y su obligatoria levantadita de pie, con el baile angoleño llamado kizomba. Aparte de que hay un semillero de escuelas de baile para aprender dicha danza desde Corea (la del sur, con un gobernante nice), hasta Moscú. Se sabe de unos festivales anuales donde se pasan tres días como si sufrieran del baile de San Vito, porque la coreografía simula más una clase de aerobics que al íntimo encuentro de una pareja al ritmo de requinto y bongó. Cada cual sufre o disfruta a su manera, porque eso es lo importante.

De ser conocida como ‘fiesta popular donde se tocaba/escuchaba todo tipo de música con baja calidad ejecutoria’, la bachata fue bautizada en sus inicios como cachivache, siendo consumida por obreros, jornaleros o echa-días. Las velloneras eran su refugio y el servicio etílico en las barras y boites de la capital dominicana iba con hielo por la casa. Luego se re-bautizó como música de guardia, para luego evolucionar a música de amargue (o ‘Bitterness music’, para los que creen y aceptan que todo es mejor si suena en inglés).
Claro, a nivel local son muchos los artistas alternativos que se han ido por esta línea y le han impregnado otros colores al punteo y las letras de desamor. Tal es el caso de artistas como Vicente García, Pilleta o Lena Dardelet. Por eso en este 11 de diciembre vamos a dar un pequeño repaso con los artistas que, desde otras latitudes, se han rendido ante el contagioso ritmo de la bachata, en una playlist que recoge parte de las incursiones realizadas por otros.
Lee nuestro artículo del año pasado: ‘Bachata, patrimonio y tendencias de un amargue globalizado.’
