por: Max ‘drlacxos’ Cueto.-
Treinta y tres años después de su lanzamiento, “El Faro a Colón”, la canción que incomodó al poder y desnudó la falsa gloria de un monumento, vuelve a sonar. Y no lo hace como un acto nostálgico, sino como un renacimiento, un gesto de memoria, justicia y resistencia en un tiempo donde las heridas del colonialismo siguen abiertas.
Lo que nació como un gesto de resistencia frente a la narrativa oficial del supuesto “descubrimiento” de América, hoy resurge como un canto de memoria y justicia, justo en la antesala del Día de la Resistencia Indígena.
En 1992, mientras el gobierno de Joaquín Balaguer inauguraba el Faro a Colón [una mole de cemento en forma de cruz, erigida para conmemorar los 500 años del “descubrimiento” de América], un dúo dominico-brasileño encendía otra luz, mucho más peligrosa para el relato oficial.
Irka Mateo y Tadeu de Marco, conocidos como Irka & Tadeu, lanzaban una canción que denunciaba la glorificación del conquistador, cuestionaba la historia contada desde los vencedores y le ponía voz a los pueblos silenciados.
Aquella noche no estaban solos, una banda formada por Frank Dijktra (teclados), Pachi Carrasco (guitarra), Jacinto Rafael Pérez (bajo), Ely Vázquez (batería) e Isidro Bobadilla (percusión) acompañaban musicalmente aquellas letales letras.
“El Faro a Colón” era y sigue siendo una herida cantada, una declaración artística que desafiaba el poder en tiempos donde hacerlo tenía costo. Su letra, cargada de ironía y verdad, desmontaba el discurso de grandeza nacional que Balaguer pretendía proyectar con su monumento-lámpara. La respuesta fue inmediata: silencio institucional, censura implícita, aislamiento artístico.
El dúo, junto a sus familiares (incluyendo a Jarina de Marco, con tan solo 6 años), decidió trasladar su trayectoria al extranjero, estableciéndose fuera del país. Luego participaron en el escenario del Montreal Jazz Festival en donde continuaron su evolución artística, fusionando jazz, blues brasileño y ritmos caribeños, manteniendo un firme espíritu de coherencia creativa.
Ahora, en 2025, Irka y Tadeu vuelven a levantar su voz. Acompañados por un elenco de lujo, Rafelito Mirabal (teclados), Rafa Payán (guitarra), Guy Frómeta (batería), Edgar Molina: (percusión) y Carlito Estrada (saxos), presentan una nueva versión de “El Faro a Colón”, producida entre continentes, con mezcla de Ricardo Ramos, masterización de Jonass W. Karlsson y consultoría sonora de Alejandro Krispin.
La canción, relanzada a propósito de su conmemoración, conserva su espíritu original pero suena más libre, más urgente, más coral. Cada músico grabó desde su propio rincón del mundo, creando un tejido sonoro que une pasado y presente, denuncia y esperanza.
El Faro a Colón, visible desde el aire, pretendía iluminar al mundo. Pero, en el fondo, simboliza lo contrario: la oscuridad de un país que celebró la conquista en lugar de llorarla, que levantó un mausoleo al invasor mientras olvidaba a los pueblos que resistieron.
Hoy, más de tres décadas después, “El Faro a Colón” vuelve como una contraluz, una melodía que desenmascara lo que el mármol y el cemento intentan ocultar. En un tiempo donde las sociedades revisan sus símbolos, tumban estatuas y reescriben sus historias, esta canción recupera su vigencia. No es casual que resurja ahora: el Caribe y el mundo viven una nueva ola de revisión crítica sobre el legado colonial.
Y ahí están Irka y Tadeu otra vez, cantando lo que muchos aún temen decir.
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