Duluc y Palo Nuevo: «Yo no estoy en etapa de picotear: Estoy luchando por esto desde abajo».

por: Manuel Betances.-

Por más de 40 años el higüeyano José Duluc sigue firme en la creencia de nuestras raíces, aquellas que yacen en lo cotidiano como la música misma que habita en la isla. Es ese sentido de búsqueda constante lo que le hace despertar y escuchar en cada silencio, algo que le impulse a renovar todo lo que le rodea, como la naturaleza misma. En ese sentido conversamos con este músico, bailarín, percusionista, investigador, mentor y eterno buscador de esa voz que cruza de lo urbano hacia el monte, y de vuelta. Aquí nos habla del segundo trabajo musical de un interesante ensamble llamado Palo Nuevo. Las inquietudes por traernos esos códigos ancestrales junto a las nuevas temáticas de composición, es lo que Duluc nos presenta en «La Voz  del Monte».

Discolai: Quienes participan en el proyecto, o sea quienes son los miembros de la banda?

José Duluc: Pues mira, la formación de ese disco, porque fue un disco en vivo el que tiramos ahora y hay otros temas que vamos a lanzar de estudio, pero aquí están, Oscar Chabebe en la batería, Manuel Disla a.k.a. Emanuel Metal Face en el bajo, Amín Domínguez en la guitarra, Griselda Méndez Ercilie Duluc en los coros,  Miguel Otero en el Palomayor, Daniel Flores en la conga, Dani Ledesma en los coros, los vocales, la güira, y estoy yo en el vocal.

Notamos una diversidad de ritmos y toques, hablando de este trabajo tuyo, como siempre, de investigación.

Bueno, sí, tú sabes, el disco es un documento en el sentido que no solamente las canciones, sino un revival, un revivir de la sonoridad campesina, respetando muchos parámetros que son de los que a mi entender no habían sido, … Bueno, El Terror lo trató de una manera, pero cambiaba algunos tonos a las canciones, pero yo como palero, que esa música estaba encuera (desnuda), entonces descubrí las estructuras interiores de cada estilo, que son muy diferentes.
Ahí tratamos varios temas, por ejemplo «Yaya Om« que ya tengo una versión que hice en el Centro Cultural de España, pero esta nueva versión en vivo, que está en sol bemol menor. «Antonio», que está en sol bemol mayor que es una salve que construí yo a partir de mi investigación en Cañandré, en Nigua, allá en los enclaves de San Cristóbal y esos estilos de cantos, tú sabes, de balsié y de cantos responsoriales muy hermosos. Y construí esa canción de una experiencia que tuve y mi trabajo; el disco se enfoca bastante en eso y es conocido como el Palo de Nigua con sus tonalidades, su estructura. Yayaon también tiene el suyo. Seguimos con «Ercilí», que es una Petró-bachata, es la experiencia dominico-haitiana en el batey con la bachata y el culto a la madre, a la diosa madre, Ercilí, pero puede ser la Virgen de la Alta Gracia, de las Mercedes, canción que rescaté de un cassette de Convite, grabada en el año 1978, creo, y merecía ser recuperada. Y entonces, en el mismo tono, con los coros, claro, le aportamos las letras en el ritmo petró y creo que logramos una pieza que logró el ‘vibe’, el transporte a lo urbano y a esa pieza Ercilí; Ercilí Corazón. «La lengua» que está en el otro disco también, que es uno de los temas contestatarios, ‘Me pica la lengua, oy, oy, guay, guay, guay ♫’. Tiene una armonía muy especial, el ritmo de eso es como palo higüeyano, de la Virgen de la Alta Gracia, que no habla de religión, no necesariamente como otro palo que hablan de santería. Estos son palos del Espíritu Santo, que hay muchos, y quise resaltar esa parte en esta canción. Está «Veneno», que canta Dani Ledesma. Increíble, eso fue una investigación larga, porque esto es un ritmo genérico que se llama Palo Arriba. Le dicen Palo de Muerto, es muy ritual y hay infinidad de tocadores de esos, buenos, viejos, pero que logramos… Yo logré cómo encontrar la célula y el ADN de ese ritmo que se puede expandir de diversas formas y logramos esta pieza magistral para mí, una de las mejores, con una lírica, tú sabes, radical entre la vida y la muerte, por eso se llama Veneno. Y me faltó una estrofa que ahora la canto en vivo: ‘Le dien Veneno. ¿Cuál fue el veneno entre Dani y Lionel? ¿Cuál fue el veneno entre Dani y Lionel? Le dien Veneno… ♪’. Bueno pero en fin, esa pieza… Esa pieza que está rompe y quema también, no solo la tonalidad, sino el ritmo, porque está en seis por cuatro, no cuatro.
El otro de los temas es «Palo de Castillo» que es una pieza original del ballet folclórico, recogida que yo la toqué en la UASD, en el ballet, cuando yo era bailarín del ballet con Luis Minier y otros compañeros, Eduardo Morillo que son de Elías Piña, tocan palos desde esa época y que tocaron en Convite también y estuvieron cerca. La armonizamos, conservé igualito como ellos la tocaban y le pusimos letra, la trajimos a la ciudad, pero respetamos la estructura de la canción, que está increíble y es una estructura que está en siete por cuatro, no es común, pero hay otras canciones de palos que trabajan en siete por cuatro, porque esto es una virtud de los palos, que no están en cuatro-cuatro como el merengue o la bachata. Seguimos con «Trabajando», que es también una fusión de bachata con ritmo del Este, dominico-haitiano, guloya un poco, que es bastante especial y de la filosofía del bosque, del petró, trabajando siempre es la única manera de avanzar y sobrevivir trabajando. Entonces esa es otra pieza que la hice en Japón, en realidad esa yo la toqué en Japón una vez, pero la pieza gustaba mucho y le hice unos arreglos aquí, la monté con palo nuevo. Y esa es otra de las piezas que me gustan, que es como un homenaje al bosque, a mi experiencia en el Gagá también con Maguá, que yo menciono que fue mi maestro, un dominicano que se llamaba José Lorenzo, un maestro. Y entonces está «Palo Bon Bón», que fue una pieza que compuse junto a Kota Sakaguchi de la cooperación japonesa, la JICA, que nos escogieron para grabar un tema para su trabajo que hacen de cooperación en el mundo, y ahora en la República Dominicana, un gran músico, Kota, mi amigo, y compositor también, rockero joven, es una suerte, entendió, hicimos esa pieza que a mi entender es una joya, Palo Bon Bón, tanto en la armonía como en la integración del ritmo de bongodori de Japón, Kawachi-ondo, que yo lo bailé en Osaka, sorprendido, bebiendo cerveza, viendo como 300, 400, 500 gente bailando una coreografía al mismo tiempo y un aplauso al mismo tiempo, PA! digo, wow!, esto es increíble. La música me encantó de entrada. El Kawachi-ondo era una música folclórica de Osaka, que se electrificó en los 60 con el rock, pero permaneció con su espíritu. Los Shamisen (ensambles de instrumentos musicales) de Okinawa, se formó eso que ahora es ritmo nacional, pero era de Osaka, el bongodori y el Kawachi-ondo, le hicieron su documental, como la bachata, pero el rock tuvo mucho que ver y ahí está esa parte. Entonces, de hecho acabo de adquirir los derechos de autor de toda la canción, aunque ellos puedan utilizarla porque ellos estaban sin fines de lucro. Bueno, esa es la historia de esa canción.


Cerrando está «La voz del monte», que tenemos una versión de estudio que estamos haciendo, pero a raíz de esa versión grabamos una que es una evolución de una pieza que yo compuse cuando se hizo el disco ‘Música Raíz’ (donde viene el tema ‘El Caminante’) con el maestro Maguá, que yo fui el que armé con él en el batey el ensamble para poder ir al estudio y grabar las tres partes: el Oshán, el Petro y el Gagá propiamente dicho en una misma canción. Incluso yo hice que se cantara en español: ‘Adorando la Santa Cruz… ♪’, esa experiencia y es la retórica al gran bosque, al Gran Buá que está en el mundo entero. Es la defensa del bosque, que no hay vida, sino la retórica del modernismo, está bien, pero sin eso no hay, eso es lo básico del discurso del disco y toda esta variedad de palos. Este usa el ritmo de Oshán, usa música de palos, guloya y ga-gá.

Vemos que el disco es una sesión en vivo, e incluiste temas de tu disco anterior con Palo Nuevo, a qué se debe?

Pues el disco es totalmente en vivo, con una buena audiencia, un buen sonido que hicimos en el Centro Cultural España, con James ahí en el sonido y la banda, donde invitamos esa vez también a los japoneses, por eso está el audio. Invitamos al ballet folclórico de la UASD para bailar el Palo de Castillo, fue un evento hermoso de folclore, de las esperanzas, moderna, no sé, tradicional, de antes, después, ahora, de ayer, aquí, ahora, el espíritu dominicano, así es que yo lo veo.
No incluí temas de otros discos, porque esa es otra producción que ya estamos preparando para tirar un EP de cuatro temas que ya grabamos en el estudio de Polo Parra, donde hay temas como «El Animal«, que eso ya es otra primicia que te daré después cuando esté listo el disco, vamos a enfocarnos en esto. Y bueno, yo tengo una buena respuesta de la audiencia cada vez que tocamos, las críticas se sienten. Además tocamos como sonamos, no tenemos trucos ni nada, así mismo sonamos, ni máquina, eventualmente ya se puede hacer alguna versión, pero básicamente eso, la voz del monte, la desesperada voz del monte.

Las canciones se mueven en diferentes sentidos pero en la misma dirección: el sincretismo, lo mágico-religioso, incluso hablas de misticismo mezclado con otras creencias como el movimiento hare krishna, catolicismo, etc. Hablamos de ese punto de partida que tiene nuestra música, o sea la fe y lo devocional.

Efectivamente, es un disco de fe, así como con una conexión con lo mágico-religioso y divino. Donde en esta etapa de mis investigaciones y todas las canciones, yo siempre he sido un devoto desde niño. Mi abuela cantaba los rezos de la Yayá de Higüey. Cuando mi madre murió, que yo tenía cinco años, me crié con mi abuela y mis dos hermanitas. Oía los rezos, que eran cantados. Algunas comunidades lo conservan aún. Y empapado de eso, tú sabes, católico. Fui boy-scout y todo eso, o sea me empapé un poco de ese amor por el bosque, la cultura en Higüey. Y entonces, ahí yo estoy tratando de volver sin política, como dice Bob Marley. Desmitificando un poco, que yo creo que, yo he dicho esto y quizás a alguna gente no le gusta que yo diga esto: Descomunismo, el izquierdismo, el capitalismo, todo eso a las tradiciones. Tú sabes, de que somos negros, el racismo, todo eso que lo alimentan ahí, donde esa comunidad solo hace música y tienen su filosofía de vida. Eso yo lo he descubierto ahora, porque yo he sido de todo eso. De todo. Hasta de los fundadores del PLD, en la UASD. A mí no me pueden hablar de militancia. Yo soy un militante de esta música ahora y de la dominicanidad. El próximo tema se llama «Somos». Jaime Guerra nos hizo un video. Y bueno, por ahí es que va. Mucho miticismos con el Dios divino, Krishna, Jehová, Yaya. Yaya, o sea la devoción. El disco se enfoca en eso, me jaló la devoción. Y yo creo que es algo que ha ido funcionando con los muchachos, con un equipo. No se trata de Duluc nada más, sino compartir con los muchachos esta experiencia de ahí-ahí. Sin picoteros. No es que no buscamos dinero, sino que es importante, yo no estoy en la etapa de picotear, de buscar un músico para que ensaye dos días y entonces después no toca como es, y todo el mundo aplaude. Me da un poco de vergüenza y hay que cobrar por eso. Yo estoy luchando por esto de abajo y también con una red de paleros que hay en el país. Ahora el Festival de Atabales de Sainaguá cumple 50 años. Y no sé. No sé si estoy hablando mucho, pero te estoy dando información precisa.

¿Hacia dónde se encamina la música popular dominicana?

Bueno, mira, yo creo que indefectiblemente, y por eso yo, como yo dije en una conferencia una vez en el Museo del Hombre Dominicano, coopera con lo inevitable. Yo veo como inevitable que la música dominicana sigue evolucionando. Porque finalmente todo eso que ha salido viene de ahí del pueblo, la bachata, el merengue, el trabajo de infinidad de músicos, desde la era de Trujillo incluso, Tavito Vásquez con una pasión, Luis Alberto, los arreglistas, don Papa Molina, Johnny Ventura, Joseito Mateo. Si me pongo a hablar me muero, donde se ha trabajado con la dominicanidad y esos estilos que yo les llamo Palos por un asunto también de marketing. Porque hay tantos estilos como la salsa que tiene el guaguancó, tiene la rumba, tiene la guaracha, tiene la bomba puertorriqueña, hasta el bolero, pero se llama salsa, ya esas son otras profundidades. Yo creo que la música dominicana está en un buen momento. Inclusive la música urbana que es inevitable también. Como yo dije en otra entrevista, el dembow son los tambores eléctricos, y yo creo que sí, habrá un despertar, una reflexión necesaria en el esquema porque la música para los dominicanos y para el Caribe, tú sabes, es vida o muerte, por eso muchos se aprovechan y la usan para matar. Para terminar, te quería decir que es fascinante que la bachata, el merengue y todo lo que se hace brillando, las fusiones, Juan Luis Guerra, El Terror, todo el mundo, pero yo creo que hay un reducto ahí que falta por explotar, es como las tierras raras, la tierra rara de la música, que está ahí, que son esa música tradicional, que incluye no solamente tambores. Yo me encontré con un cantante en estos días, en un colmado aquí que me grabó una tonada durísima que estaba en el Padre Billini y me dijo, canto de palo, nosotros tenemos canto de palo, no me dijo toque de palo ni baile de palo, wow, qué bien, o sea, va más allá del ritmo. Es muy interesante la apertura para los músicos también, que no se acomoden copiando formulitas y que guau, guau, guau y vaina. Pero te voy a dar una buena noticia: Nikola me acaba de grabar una parte que voy a tirar ‘El Animal’, … «la culebra se muerde, ay Dios, cuando la culebra se muerde la cola ♪«, me acaba de mandar una de los derechos, dame un 50% de esa versión, porque está mezclado con varias vainas, pero bien.